Definitivamente la suma, o en este caso, la resta de pequeños errores pueden traer enormes diferencias.
En un simple vistazo y sin entrar en la infinidad de detalles técnicos y tecnológicos que rodean el gran circo de la F1, es evidente que Ferrari y Sebastian Vettel tienen lo que se necesita para por fin volver a ser campeones de sus respectivos campeonatos, (constructores y pilotos) después de una era de aplastante dominio del equipo Mercedes.
Para los de Maranello, los pequeños errores en lo que va corrido del año son:
Gran premio de Azerbaiyán
Después de la salida de un safety car y una parada en pits, Vettel sale segundo detrás de Bottas, se pasa en la frenada al intentar pasarlo y termina perdiendo dos posiciones. De no ser por esto, hubiese llegado segundo o quizás primero teniendo en cuenta que Bottas posteriormente sufre un pinchazo dejando la victoria en bandeja de plata para Hamilton.
Gran Premio de Francia
Vettel sale tercero, detrás de los mercedes. En la primera curva se estrella con Bottas, consecuencias para Seb: alerón delantero averiado, 5 segundos de penalización y una carrera en recuperación que terminaría ubicándolo quinto al final, podría haber estado en el podio sin problema.
Gran Premio de Austria
Por un bloqueo involuntario en la sesión de clasificación, Vettel recibe una penalización que lo enviaría a largar desde la sexta casilla y hacer una carrera de recuperación. Tenía un carro muy sólido; podría haber ganado, pero terminó tercero.
Gran premio de Alemania
El más costoso y moralmente doloroso; por un error de manejo, el piloto alemán termina perdiendo el control de su Ferrari al momento de la frenada e impactándolo contra la barrera del “motodrome”. Había estado liderando la carrera con superioridad, era una victoria casi segura. No terminó y para rematar, la victoria se la llevó nuevamente Hamilton.
Así las cosas y después de esos pequeños errores, el campeonato de constructores vuelve a Mercedes y el de pilotos a Hamilton; lo que sí es innegable, es que la suma de todos estos eventos nos han dejado frente a una de las mejores temporadas de Fórmula 1 de los últimos años y la gloría será, sin lugar a dudas, para quienes minimicen los errores y puedan además capitalizar los de sus rivales.