Para tener un auto de carreras, no solo basta con ponerle muchos caballos al motor, también se deben considerar mejoras en varios sistemas, entre ellos, el de la suspensión.
El sistema de suspensión en cualquier vehículo es vital, y de él depende la maniobrabilidad del auto en movimiento, este sistema se encarga de mantener bien posadas en el piso todas las llantas del automóvil, reduciendo a la vez las oscilaciones en la cabina cuando este transite por caminos rizados o con baches, en otras palabras la suspensión facilita que las ruedas siempre estén en contacto con el suelo, sin importar las ondulaciones del camino, pero a la vez le permiten a los ocupantes no tener un recorrido agitado.
Un vehículo de carreras, debe tener un sistema de suspensión bien afinado, y eso normalmente no significa cómodo o que se destaque por su suavidad, todo lo contrario, estos sistemas de suspensión de competencia montan unos espirales de menor recorrido y menor elasticidad, ya que, con unos buenos resortes, se logra evitar el cabeceo de la carrocería en curvas a alta velocidad, lo que se traduce en mejores trazos en las curvas por ende menor tiempo de vuelta. Algunos fabricantes de autos deportivos, tienen tecnologías para cambiar la configuración de esos resortes por ejemplo el coeficiente de elasticidad con solo oprimir un botón, esos sistemas, pueden configurar que tan rígido se torna el rebote de esos resortes, y lograr así la mejor combinación según las exigencias de las diferentes pistas.
Pero el resorte es un componente que tiene que ir acompañado de un mecanismo que detenga las oscilaciones cuando este se altere, para ello los amortiguadores cumplen un papel fundamental en la absorción de esas oscilaciones posteriores a la alteración, por esta razón, el juego entre amortiguador y espiral debe estar bien combinados para lograr un conjunto de suspensión ganador.